Entradas

A TIENTAS POR LA VIDA

Imagen
Edgardo Molina, 56 años, soltero, salió de su casa diciéndose: “hoy puede ser el día esperado”. Necesitaba darse ánimo para comenzar una jornada, que seguramente, con alguno que otro nuevo matiz, no sería mejor que cualquiera de las que hasta el momento había tenido. Pero debía tratar de pensar en positivo; de lo contrario el cometido que lo había hecho salir de su casa, podría verse frustrado de antemano. Por lo general, trataba de ser optimista; influido por alguna de las frases recomendadas en los libros de autoayuda que solía leer; aunque íntimamente descreía de esas recetas mágicas, que de todos modos guardaba celosamente, para utilizar en casos de emergencia. Sus pretensiones eran más bien modestas. No esperaba que la vida lo sorprendiera en grande. Había aprendido que lo extraordinario era patrimonio de otros; o fruto de fantasías literarias; pero se creía merecedor de lo que ahora iba a buscar. Imaginaba que los seres humanos éramos suavemente movidos por hilos invisibles sobre